Me alejé lloriqueando de la humareda.
Querían jugar a todo esta noche.
Querían sonrisas,dádivas, perfume,
bailar,tomar más de la cuenta, querían cantar y callar.
Entré en la casa y luego salí a través del pequeño jardín de la cocina.
La brisa era suave. Un par de dientes de leon flotaban en el aire de la mañana.
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